La muerte de Sebastián de tan solo 7 años en ciudad bolívar.

Sentado en una piedra y  mirando hacia un cerro que se encuentra ubicado a 20 metros de su casa en el barrio Caracoli (Ciudad Bolívar), don Orlando Rugeles sintió una opresión en el pecho que le indicaba que a su pequeño angelito, de siete años, le había ocurrido lo peor.

“Ya era muy tarde y no podíamos seguir con la búsqueda. Yo me senté a la 11:00 p.m. (viernes) y miraba esa montaña imaginándome que mi niño podía estar ahí. Quería salir corriendo a buscarlo, pero algo me detenía. Presentía que algo malo le había pasado. No sé por qué no pude llegar hasta ese lugar”, ahora se pregunta Orlando Rugeles. Efectivamente, detrás de esa montaña que por tanto tiempo miró don Orlando, se cometió el más salvaje de los crímenes contra su hijo, Sebastián Rugeles García.

 La búsqueda. 


Toda la familia de Sebastián ayudaba a buscarlo, pues el niño había desaparecido desde el pasado viernes en la tarde cuando su mamá lo dejó frente a su colegio Los Robles en Soacha. “Cuando mi mamá volvió a recoger a mi hermanito a las 4:00 p.m. (viernes) para salir de viaje a Santander con mi papá, le dijeron que él no había entrado a clase. Desde ese momento en las tiendas, con los vecinos y la Policía empezamos a buscarlo”, confirmó Wílmar Rugeles, hermano del niño.
crimen en ciudad bolivar
Aunque en la noche del viernes aumentaba la preocupación y los malos presentimientos se apoderaban de la familia del menor, hasta el sábado en la mañana se confirmó la peor de las
tragedias. El drama. Los familiares de Sebastián se dividieron para encontrar al niño. Sin embargo, Wílmar, como si fuese una señal del destino, miró hacia el mismo cerro que su padre contempló toda la noche, hasta allí llegó y en un abismo encontró a su herma-nito abandonado.

El pequeño Sebastián fue encontrado en un barranco con señales de tortura. “La imagen era impresionante, su cuerpo estaba morado e hinchado. Tenía un cordón negro en su pie derecho y un cordón blanco en el cuello. Estaba muy tieso”, recordó Wílmar en medio de un desconsolado llanto.

La alerta se prendió y las autoridades llegaron al lugar. Don Orlando contó que cuando vio a su hijo no pudo contenerse y lo cargó en sus brazos. “Estaba brutalmente golpeado. La cara y el estóma go lo tenía picado como si le hubiesen quitado la piel con un cortaúñas. Me lo mataron de la peor forma, eso no se hace con nadie y menos con un niño. Se llevaron toda mi vida. ¿Para qué la vida sin mi bebé?”, expresó don Orlando con un desgarrador llanto.

La investigación. 


Una venganza sería la razón del despiadado asesinato de Sebastián, en el cual estaría vinculada gente cercana a la familia Rugeles García, según le dijeron fuentes judiciales. Aunque continúa la incertidumbre por conocer las causas por las cuales se cometió el atroz crimen, las autoridades ya asignaron un grupo especial de la Sijín que se encargará de dar con el paradero de los salvajes asesinos.

Ahora este triste padre, junto a su esposa discapacitada, vive el más doloroso de los dramas, la pérdida de su pequeño angelito que partió de su lado para reunirse con Dios en el cielo. En la mañana de ayer frente a un parque donde varios niños jugaban fútbol, el deporte favorito de Sebastián, don Orlando los miraba y ponía sus manos en la cabeza, mientras se preguntaba “¿Por qué me quitaron lo que más quería?”. El viejo y desinflado balón con el que todos lo días jugaba el humilde y extrovertido ‘Sebas’, está abandonado en una esquina de su casa, para recordarle a sus familiares que él todavía vive en sus corazones.

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Descanse en paz el pequeño Sebastián. y que haya pronta justicia con los culpables.



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