Así piensa y actúa un Asesino Pasional.

En la madrugada del 6 de mayo de 2014, adentro de un restaurante chino, en el barrio Sevilla, de Medellín, un ciudadano de esa nacionalidad asesinó a su compatriota y compañera sentimental; el 27 de junio, en un apartamento de El Salado, en la comuna 13 (San Javier), un hombre de 35 años acabó con la vida de su novia, de 19, y el pasado 17 de agosto, el cadáver de una mujer de 32 años fue encontrado en una de las camas de la residencia donde vivía, en el barrio Juan XXIII.

En los dos primeros casos, las víctimas fueron apuñaladas y en el último, las evidencias dejaron ver una cruel golpiza y un estrangulamiento. Todos, según los informes de las autoridades, tuvieron tres cosas en común: hubo discusiones o riñas previas, los móviles fueron pasionales y los verdugos fueron hombres que tenían o tuvieron una relación sentimental con las víctimas.

Se consultó a un criminalista de la Fiscalía y a otro de la Policía sobre las características de los asesinatos y los homicidas pasionales, quienes coincidieron en afirmar que estos casos suelen perpetrarse en residencias y que en la mayoría de ocasiones, los agresores son hombres y las víctimas mujeres. “Casi siempre se utilizan armas blancas, objetos contundentes o se estrangula y los lugares donde más se cometen son las habitaciones y la cocina”, dice uno de los investigadores.
celos
El otro explica que “el agresor casi nunca hiere la cara porque busca hacer daño pero sin que se
pierda la imagen que tiene de esa persona. En muchas escenas, se encuentran huellas que evidencian que el cuerpo fue arrastrado para dejarlo en un lugar y en una posición que denote comodidad, por ejemplo en un sofá o en una cama”. En el informe ‘Factores que motivan el desarrollo de la conducta posesiva y agresiva del homicida pasional’, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Corporación Universitaria Antonio José de Sucre

Lo que piensan los profesionales.

Ramón Emilio Acevedo Cardona, concejal de Medellín, psiquiatra forense y excoordinador médico del Instituto de Medicina Legal en la capital antioqueña, explica que los homicidas pasionales no están encasillados en un solo grupo de características o rasgos que denoten que pueden llegar a quitarle la vida a su pareja o expareja. Sin embargo, asegura que en la mayoría de casos, los celos son el detonante.

“Pero no es el sentimiento normal, sino unos celos patológicos que generan una sensación de inseguridad porque se piensa que el otro le está siendo infiel. Aunque esa idea la persona intenta rechazarla, es tan fuerte que finalmente buscan asidero en la realidad. Las personas con esas conductas suelen ser muy obsesivas y explosivas y pueden pasar a las lesiones personales y al asesinato”, comenta el especialista, añadiendo que hay conductas que hacen que un celoso sea más proclive a acabar con una vida.

“Son trastornos paranoicos, donde la persona ni siquiera duda que el otro le está siendo infiel; el obsesivo duda y a veces le da beneficio al otro, en el paranoide no hay beneficio de la duda porque la idea que tiene la da por hecho. Los crímenes pasionales, tienen que ver básicamente con estos elementos, desde la psicopatología, porque en las personas que no tienen trastornos mentales, pueden estar relacionados con momentos de rabia e intenso dolor”, agrega el psiquiatra.

Los especialistas coinciden en que la mayoría de victimarios hombres, actúan porque piensan que ‘si no es para mi, que no sea para otro’. En los casos de mujeres homicidas, establecen que matan por agotamiento, por el maltrato del otro.

También es recurrente que los asesinos dejen cabos sueltos que puedan conducir a sus capturas, como las armas utilizadas en las escenas o antecedentes de violencia y amenazas que ya habían sido conocidos por terceros, quienes suelen suministrar esos datos a las autoridades. Dicen los investigadores judiciales que también es frecuente que los autores materiales se presenten ante la Fuerza Pública posteriormente, para responder por lo que han hecho por sus celos excesivos, sus trastornos mentales o simplemente por un momento de ira que no supieron controlar.



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