Al acercarse, encontraron que el taxista no tenía signos vitales y estaba bañado de sangre, como consecuencia del impacto que recibió en uno de sus oídos, según testigos, por un hombre que se bajó del taxi y que vestía camiseta de color blanco. El crimen, en el que falleció José Mauricio Uribe Jiménez, de 49 años, se registró a las 11:20 de la mañana, casi tres horas después de que el conductor salió a trabajar, en la carrera 62 con la calle 24 en este barrio que limita a Itagüí con el corregimiento medellinense de San Antonio de Prado.
“Él se despertó a eso de las 8:00 a.m. y luego de bañarse se tomó una aguapanela y salió acosado porque
tenía que ir al acopio de El Salvador a trabajar”, comentó la compañera sentimental de este
Las circunstancias del crimen aún son un misterio, aunque se cree que el crimen podría estar relacionado con un intento de hurto o con unos préstamos de dinero que él hacía. “No tenía problemas con nadie, porque era muy buena gente, muy charlatán. Lo único es que a veces prestaba plata”, indicó la esposa de Mauricio, con quien tenía dos hijas de 12 y 16 años.
La responsabilidad y el carisma del que hablaba su esposa, también la resaltó el propietario del taxi en el que José fue baleado. “Trabajé con él tres años y nunca se atrasó con una liquidación y era siempre muy responsable con el carro. Tampoco me habló nunca de alguna intimidación”, resaltó el dueño del vehículo. Tras propinarle el impacto a este taxista, el agresor huyó por un barranco ubicado a pocos metros de la zona del crimen. Los daños del vehículo particular colisionado tras el crimen fueron asumidos por el propietario del taxi.
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